El Día del Árbol empezó siendo pequeña iniciativa en una localidad extremeña, que (desde 1805) dedica un día a honrar los árboles, coincidiendo con el martes de Carnaval. En realidad, todos los días del año deberían ser “del árbol”, porque los árboles nos regalan muchos beneficios, además de ser unos seres vivos maravillosos y bellísimos. Las actividades relacionadas, pueden tener lugar a la vez que el Día Internacional de los Bosques (21 de marzo), pero en general, en España se viene celebrando entre febrero y mayo de cada año.
Depende de los planes de cada Ayuntamiento al respecto, y de las necesidades que otras entidades locales presenten. Lo que todos tenemos claro es la importancia de preservar los bosques, y de educar a las generaciones del futuro en el cuidado y el respeto a todos los elementos de la Naturaleza, porque nuestra salud y en cierta forma nuestra calidad de vida, dependen de ella.
Los árboles producen oxígeno, capturan CO2 y facilitan la infiltración de agua…. también son agradables a la vista, dan sombra y toman suelo. Un árbol es casa y cobijo, un árbol es alimento y fuente de materias con las que gran cantidad de objetos cotidianos están fabricados. Pero no celebramos el Día del Árbol solo en nuestro beneficio, sino también porque amamos esos gigantes silenciosos y magníficos que pueblan bosques y ciudades.
La actividad requiere de una planificación previa, e idealmente, de una coordinación entre organizaciones. Pero el trabajo de organización merece la pena a cambio de trasladar a los más pequeños valores esenciales para su desarrollo y la conservación del medio ambiente. Además, los niños disfrutan muchísimo plantando árboles y aprendiendo a cuidarlos.
Tener en cuenta el clima: Es necesario conocer o buscar de antemano información sobre los mapas climáticos de la zona, y conocer aspectos como la humedad o la insolación del terreno; pero también cuentan otros factores: las precipitaciones, heladas o temperaturas medias. Esto es necesario no solo para planificar la salida (y más teniendo en cuenta que suelen haber niños presentes).
Características del terreno y especies vegetales: las especies autóctonas están mejor adaptadas al terreno y al clima local, y además son más fáciles de mantener. En cuanto al terreno, conviene saber si tiene acidez, o si es calizo, entre otras posibles condiciones.
Antes de comprar los plantones también habrá que buscar un lugar dónde plantar, lo que conlleva también hacer preguntas sobre su titularidad y la conveniencia de realizar tal acción en el lugar escogido. Por ejemplo, no se podría hacer una plantación de encinas en un terreno privado sin autorización del propietario, y si es público, es el Ayuntamiento correspondiente el que (en función de planes de ordenación vigentes) determinará la adecuación del mismo.
Si no se conocen los procedimientos básicos, si entre el grupo de organizadores (profesores, concejalía de Medio Ambiente) no hay nadie que sepa plantar un árbol, se puede consultar con el responsable de los viveros en dónde se comprarán. A la hora de coordinar estas actividades, es mejor incluir a entidades locales diversas, lo cual garantizará un mayor éxito, por ejemplo si se cuenta con un grupo ecologista o con el colectivo de agricultores, quizás no sea necesario recurrir a fuentes externas de información.
Si los árboles tienen menos de 2 años, idealmente, se protegerá el tallo / tronco con red de malla, que no le de problemas al respirar, y al mismo tiempo le mantenga a salvo de roedores o insectos.
Para redondear la jornada, la organización puede facilitar un gran depósito de agua con el que proporcionar el primer riego, y que pueda quedarse en el lugar, a fin de que posteriormente los visitantes la tengan disponible si van a visitar a su árbol. Conviene recordar a los participantes que pueden visitar periódicamente las especies recién plantadas, para comprobar que siguen bien, y en caso de ser necesario (ausencia de lluvias) regarlas.
La ventaja de celebrar el Día del Árbol más cerca de la Primavera que del Verano, es que podrá adaptarse al terreno y empezar a crecer, antes de que lleguen los rigores (aunque esto es relativo y estará en todo caso sujeto al clima local).