Sí, claro, Ocean y juan, se casaron entre tiburones
Este “baile” –como ella lo llama– se aleja de las imágenes de terror hollywoodiense y se apoya en décadas de investigación marina. Sus videos virales desmontan mitos: los tiburones no persiguen humanos por instinto de caza, sino por curiosidad sensorial.
Ramsey explica que, con movimientos lentos y contacto visual controlado, se reduce el estrés del animal y se disminuyen las probabilidades de un ataque. Su enfoque se basa en el respeto absoluto al depredador, no en la dominación del medio.
La hawaiina OceanRamsey, en una sesión de entranmiento del tiburón Roxy
Sin embargo, expertos como David Shiffman y Chris Lowe advierten de los peligros de imitar estos encuentros sin formación. Aunque Ocean Ramsey recalca que sus prácticas están reservadas a profesionales certificados, la viralidad de sus contenidos puede incitar a aficionados a lanzarse al agua sin la preparación adecuada.
Bailando con un enorme tiburón blanco
Personas.com documentó sus tácticas de calma y dominancia, y subraya que solo la pericia y el conocimiento de la biología del tiburón permiten “bailar” sin provocar la agresión del animal :contentReference[oaicite:0]{index=0}. La línea entre admiración y temeridad es muy delgada.
Antes de sumergirte, Ramsey recomienda informarte sobre la especie y su comportamiento: consiste en observar el lenguaje corporal, evitar movimientos bruscos y mantener siempre la opción de retiro inmediato.
Ocean y uano de sus viejos amigos, un tiburón blanco
Para inmersiones con tiburones blancos, lo ideal es contar con un guía profesional que supervise la experiencia y explique los protocolos de emergencia. Una nota de seguridad de One Ocean Hawaii recalca: “si no te dan la opción de salir en cualquier momento, no entres al agua” :contentReference[oaicite:1]{index=1}. Este principio básico vale para cualquier buceo de alto riesgo.
Además, Ramsey aconseja evitar zonas de alimentación (como bancos de focas) y ceñirse a itinerarios claros, siempre acompañados de embarcaciones de apoyo. Los desplazamientos lentos, sin provocar corrientes de agua, ayudan a mantener la calma de los animales.
Ramsey toma un descanso con sus amigos, amigos, entre baile y entrenamiento.
En su último documental “Shark Whisperer” (Netflix, junio 2025) defiende que el mejor método de conservación es promover el respeto y el entendimiento mutuo, no la espectacularidad sin control.
La verdadera lección de estas inmersiones no es el riesgo medido, sino la necesidad de proteger un eslabón esencial del ecosistema global. Ocean Ramsey canaliza cada encuentro en apoyo a legislaciones como la Ley 553 de Hawái, que prohíbe la pesca indiscriminada de tiburones.
Su mensaje es claro: “no somos rivales, somos visitantes” en un mundo acuático que mantiene la salud del planeta. Aprender a “bailar” con tiburones significa aceptar responsabilidades y defender su supervivencia.
