En los festivales forestales, los escenarios se integran con viejos robles y arboledas centenarias. El sonido de guitarras y tambores resuena entre hojas y troncos mientras el público avanza por sendas de tierra.
Promotores de acontecimientos como Green Sounds o Forest Fest diseñan carteles con grupos que combinan música folk, jazz acústico y electrónica mainstream, garantizando un impacto mínimo en el ecosistema. Espacios de descanso usan materiales reciclados y energías renovables, y en cada instante se fomenta la recogida selectiva de residuos.
Además, talleres de eco-artistas complementan la experiencia: pintura con pigmentos naturales, prototipos de instrumentos biodegradables y charlas sobre conservación. En estos encuentros, la música no es solo espectáculo, sino plataforma para concienciar sobre la biodiversidad y el respeto por la fauna y flora locales.
Por las costas, festivales como Sea Sounds iluminan playas vírgenes con ritmos electrónicos y world music, al tiempo que limpian la arena de plásticos y microperlas.
En las montañas, eventos como AlpineBeats celebran conciertos a 2.000 m de altitud, donde el frío y la altura se combinan con sonidos acústicos y coros locales. El resultado es un viaje sensorial que une la fuerza del aire puro con melodías inspiradas en el entorno.
Las Noches del Botánico se celebran en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid, entre arboledas y estanques. Con un cartel de world music, jazz y pop indie, vive conciertos íntimos bajo las copas centenarias mientras se promueve la conservación botánica.
El festival aplica prácticas sostenibles: escenarios de madera reutilizada, iluminación LED y zonas de reciclaje selectivo. Además, ofrece talleres sobre horticultura urbana y catas de productos ecológicos, creando un vínculo real entre música y naturaleza.
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