España es el tercer país del mundo en número de humedales y para celebrar el Día Mundial de los Humedales, que conmemora la firma del Convenio de Ramsar, considerado el primer tratado ambiental moderno, seleccionamos algunos de estos paraísos de la biodiversidad, tan valiosos para la humanidad como para el planeta, donde disfrutar de la naturaleza y las aves acuáticas.
En la bahía de Alcúdia, una de las más bellas del Mediterráneo, se encuentra el mayor humedal de las Baleares, que recibe el agua de lluvia a través de manantiales y torrentes.
Cuenta con centros de información, interpretación y observación para ver de cerca las fochas cornudas, los calamones, las garzas y las cigüeñuelas que habitan entre una vegetación dominada por el carrizo, la masiega y la enea. Existen cuatro itinerarios señalizados que se pueden seguir tanto a pie como en bicicleta y permitan descubrir este paraje natural donde habitan más de 300 especies de aves.
El equilibrio entre la riqueza natural de un lugar y su explotación por parte del hombre nunca fue fácil. Ejemplo de ello es el Delta del Ebro, uno de los hábitats acuáticos más importantes del Mediterráneo occidental.
Un buen lugar para empezar a descubrir este parque natural y reserva de la biosfera es el centro de interpretación de las lagunas, que se encuentra en la Balsa de la Encanyissada, la más grande del Delta.
Muchas otras experiencias ofrece este espacio, desde visitar salinas a dar un paseo en barca de perchar (monnaturaldelta.com), asistir a una demostración de pesca en Sant Carles de la Rápita (enlarapita.com/es) o subir a bordo de una mejillonera (musclarium.com) para degustar los productos de la bahía: ostras y mejillones.
La segunda laguna más grande de España es una de las zonas de cría más importantes de Europa de flamencos rosados.
En primavera se dan cita en ella y en otras menores, como el Laguneto, las Palomas y los Abejarucos, hasta 30.000 parejas para reproducirse, pero también otras 170 especies de aves, como las grullas, que tienen aquí su lugar de cría, invernada o paso migratorio.
Los senderos señalizados que llevan al mirador del Laguneto o el de las Albinas son los mejores puntos de observación. Visitasfuentepiedra (visitasfuentepiedra.es) organiza visitas guiadas todos los días de 2 horas por 8 € (adultos) y otras a medida.
A muy pocos kilómetros de la ciudad de Valencia está uno de los más valiosos espacios naturales del Mediterráneo. Un humedal de agua dulce a dos pasos del mar que invita a una excursión medioambiental. Parte de esta lengua de arena es el bosque de la Devesa del Saler, donde observar a las aves que viven o nidifican en ella.
En una visita a la Albufera no puede faltar un paseo en barca por las aguas de la laguna y sus canales (mejor a la hora del atardecer), una comida en una barraca tradicional de El Palmar, en medio de campos de arroz y un paseo o baño por la larguísima playa de El Saler (parquesnaturales.gva.es).
A espaldas de la espectacular playa de Berria, las marismas de Santoña, en el estuario del río Asón, junto a las de Victoria y Joyel, forman el conjunto de humedales más importantes del norte de España, que se extiende por más de 6500 hectáreas.
Para descubrir el parque natural y observar las 130 especies de aves acuáticas que habitan en sus aguas lo más acertado es pasar por el moderno eddificio del mirador de las Marismas, situado en el puerto de Santoña, que acoge el centro de interpretación y desde donde se organizan rutas, talleres y otras actividades.
Entre los meses de noviembre y marzo, miles de aves llegan a estas lagunas zamoranas huyendo del frío y aquí se quedan descansando o emparejándose durante el invierno antes de regresar a las tierras más frías del norte de Europa en primavera.
Hasta 3000 ejemplares de avutardas se han llegado a reunir en este espacio protegido, la mayor concentración del mundo, aunque también se ven ansares comunes, ánades, grullas, cernícalos… Imprescindible visitar la Casa del Parque y el Parque de Fauna (2 €). El recorrido más habitual se hace a pie rodeando la Laguna Salina Grande.
Hace casi cincuenta años que este humedal manchego fue declarado parque nacional y, tiempo después, Reserva de la Biosfera. ¿Su mérito? Ser el último representante de un ecosistema único en la meseta denominado tablas fluviales, formado por las aguas salobres del río Guadiana y las dulces del Cigüela.
La visita a este espacio se puede hacer por libre siguiendo sus tres itinerarios señalizados o guiadas y permiten caminar por pasarelas de madera sobre el agua, admirar aves desde los observatorios o llegar a zonas restringidas en vehículos todoterreno (lastablasdedaimiel.com).
Las grullas viajan desde el norte de Europa hasta lugares más cálidos para realizar la invernada y uno de sus destinos preferidos es esta laguna aragonesa a caballo entre las tierras del Jiloca y Daroca, a más de 1000 metros de altitud, donde se llegan a juntar hasta 60.000 ejemplares que regalan un auténtico espectáculo visual y sonoro.
El mejor mirador para observarlas es la ermita románica de la Virgen del Buen Acuerdo y el momento ideal, el amanecer. En la carretera que une las localidades de Tornos y Bello se ubica el centro de interpretación de este humedal salino, donde recabar información sobre observatorios y rutas señalizadas (a pie o en bicicleta).
Más de 100 variedades de aves habitan estos humedales ubicados en la línea de costa, junto a la localidad de Almadraba de Monteleva e incluidos en el Parque Natural del Cabo de Gata.
Son 400 hectáreas que todavía mantienen actividad industrial y poseen una gran riqueza ornitológica, pues son el hábitat de multitud de especies animales y vegetales, entre los que destacan los flamencos rosas. Un punto estratégico en la ruta África-Europa de sus migraciones.
Fuente: Hola!
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