Siempre que pensamos en koalas, los imaginamos abrazados a un árbol, casi siempre dormidos o moviéndose de forma lenta y enigmática.
Esa posición del koala, en la que se sostiene de la rama de un árbol, parece ser su estado natural. El científico Steve Griffiths se preguntó si había alguna razón biológica para ello, intrigado sobre todo porque los koalas son los únicos mamíferos que no utilizan madrigueras ni hoyos para protegerse. Para ello, estudió sus hábitos el Parque Nacional de la Isla Francesa, cerca de Melbourne.
Y Griffiths ha descubierto que los koalas se abrazan a los árboles para aliviar el calor. Para demostrarlo, tomó una serie de fotografías térmicas del entorno, donde se ve que los troncos de los árboles y las ramas más gruesas (las preferidas por los koalas) están unos grados por debajo de la temperatura ambiente.
Al abrazarse a ellos, y restregar sus cuerpos en una superficie más fría, los koalas consiguen aliviar el sofocante calor.
El doctor Michael Kearney, del departamento de Zoología de la Universidad de Melbourne, explica que «cuando llega la ola de calor, la manera más efectiva para el koala de mantenerse fresco es a través de la evaporación. Ellos no sudan pero jadean y lamen su piel. Por ello, en la temporada de calor y bajas lluvias, los koalas no pueden sostener la evaporación dado que no cuentan con glándulas sudoríparas.»
El equipo de investigación observó, ayudado por las cámaras térmicas, que los koalas buscaban las ramas más frescas y cercanas al suelo, para que, de ese modo, su estómago se quedase contra la corteza del árbol. Esto se debe a que la piel de su estómago es mucho más delgada que la de la espalda, por lo que empujan su pelaje de la zona para encontrarse en contacto directo con la frescura del árbol. De ese modo, no sólo se refrescan al dejar su calor en el árbol, sino también mantienen el agua necesaria para su supervivencia.
La predicción del estudio puntualiza que los koalas continuarán este comportamiento, sólo si el cambio climático conlleva a olas de calor más extremas. Por consiguiente, Kearney propone realizar investigaciones más detalladas acerca de la manera en que la temperatura afectará la distribución geográfica de los animales. En el caso que el ambiente sea demasiado caliente, ningún método conductual podrá ayudar.
Fuente: Ecoosfera.com | Foto: John Carnemolla