Khumba nació hace apenas una semanita en un zoo mexicano. Su madre y su padre eran un matrimonio poco convencional, y como suele decirse, de tal palo salió tal astilla, el recién nacido también es muy, pero que muy original. Se parece a ambos progenitores, hasta ahí todo normal, si bien éstos no pertenecen a la misma especie.
Sus leotardos rayados, su cuerpo y cabeza de un bello tono beis y su particular anatomía, a medio camino entre una cebra y un burro, no ofrecen la menor duda. No hay ningún equívoco: se trata de un cebrasno auténtico, hijo de Rayas, una hermosa cebra hembra y de Ignacio, un burro albino.
Según afirma el director del Zoológico de Reynosa, es el primer nacimiento de cebrasno en el país. No en vano, se trata de una mezcla insólita, muy poco común, pues los cromosomas de las dos especies no son compatibles.
Como anécdota, Khumba fue concebido por casualidad. Nadie imaginaba que Ignacio podría beber los vientos por Rayas, pero ya se sabe, el amor no entiende de edades, de razas ni, por lo visto, de especies. Aunque, bien pensado, en algo tenía que acabar tanta visitita del animal al recinto de las cebras…
Como puede apreciarse en las imágenes, Khumba está de lo más espabilado. Al nacer pesó 26 kilos y midió 70 centímetros, pero pronto superará con creces estas medidas, porque su mami no deja de amamantarle y él no se despega de ella en ningún momento.
En este caso, el milagro de la vida es todavía mayor, porque además de tener que superar esa incompatibilidad genética, su madre es una cebra y su padre un burro, cuando suele ser al contrario. Cuba e Italia son otros países donde nacieron cebrasnos.
Fuente: Ecología Verde