Alguien tuvo que ser la primera persona en descubrir los depósitos de oro de California, y según una leyenda local fue una premonición debajo de este árbol lo que inspiró al primer buscador de oro de la historia.
Según cuenta la historia, ocurrió un día de primavera de 1842. El mineralogista Francisco Lopez decidió tomar una siesta ociosa debajo del árbol que hoy conocemos como Roble del Sueño Dorado. Mientras dormía, Lopez tuvo visiones en las que flotaba a la deriva en un río de puro oro.
Cuando despertó, sintió hambre y desenterró algunas cebollas silvestres. Al tirar de los vegetales para arrancarlos del suelo descubrió, aferradas a las raíces, pequeñas pepitas de oro.
Visiones y leyendas aparte, este fue el primer hallazgo de oro documentado en la región de California. Después de que Lopez llevase su oro a Los Angeles para que lo valorasen, otros buscadores comenzaron a acariciar la posibilidad de hacerse ricos haciendo prospecciones en el suelo. La famosa Fiebre del Oro de California se había desatado.
El Roble del Sueño Dorado es hoy un enclave histórico oficial en California, y su tronco nudoso aún se puede visitar en el parque natural del condado de Placerita.
Fuente: Atlas Oscura
Imágenes (CC) Cathy Cole, Mitch Barrie y Konrad Summers.