El Skimo o esquí de travesía es una disciplina deportiva de montaña vinculada al alpinismo. Se utilizan esquís para subir y bajar las pendientes sin necesidad de utilizar los remontes mecánicos ni las pistas de una estación de esquí. El skimo es una combinación de experiencias fabulosas en la montaña; un traje a medida para los amantes del esquí, la nieve y el medio natural. Este deporte permite trasladarse libremente por las montañas y realizar travesías por laderas nevadas, lejos las multitudes. Uno de los mayores de este deporte, es que permite adentrarse en parajes vírgenes de montaña durante el invierno, volviendo a los orígenes del esquí.
La práctica del esquí de montaña está al alcance de cualquiera que se inicie con una preparación adecuada aunque para los esquiadores de esquí alpino experimentados será más sencillo, dado que conocen el medio, los diferentes tipos de nieve y la técnica de descenso.
«EL ESFUERZO QUE REPRESENTA LLEGAR A LA CIMA POR TUS PROPIOS MEDIOS, HACE QUE LA BAJADA SEA ÚNICA Y MEMORABLE»
Un punto a destacar es que el material de esquí alpino no es apto para realizar esquí de travesía. En general, el material de skimo es más ligero, dado que para subir las montañas cada gramo se acaba notando. Normalmente las botas de Skimo disponen de menos ganchos y son menos pesadas que las de alpino. También los esquís son más ligeros, tienen poco carving y son normalmente más anchos (>90mm de patín) para mejorar la flotabilidad. Por otro lado, no hay que olvidar que hablamos de un deporte de riesgo en medio de un entorno natural sin elementos de seguridad. El deportista deberá tener un amplio conocimiento de la montaña y sus riesgos, contar con material específico y una fuerte motivación, dada la exigencia física y mental que representa ascender y descender una montaña nevada por sus propios medios.
La especificidad del esquí de montaña, requiere que el deportista esté familiarizado con el material, así como que conozca previamente las particularidades de la montaña en periodo invernal, los diferentes tipos de nieve que puede encontrar, las técnicas de ascenso y ser capaz de adaptar la técnica a cada situación. Esto no significa que sea un deporte exclusivo para atletas de la montaña, el Skimo está al alcance del gran público si las condiciones son buenas, la ruta es corta, segura y contamos con un guía.
En resumen, la dificultad de la actividad deportiva dependerá principalmente de las condiciones meteorológicas, la longitud de la ruta y del desnivel. Eso sí, antes de dar sus primeros pasos en travesía, los neófitos deberán descender sin problema por zonas fuera de pista -limítrofes a una estación de esquí- antes de adentrarte en el «Gran blanco». Eso sí, intenta no entrar dentro del dominio esquiable: recuerda los numerosos peligros que entraña practicar esquí de travesía en una estación de esquí tanto por el día como por la noche.
Los principiantes deberán ser capaces de realizar en pista, sin dificultad, técnicas básicas para poder deslizar en nieves no tratadas: diagonales y diagonales derrapadas, giros en cuña, viraje fundamental y paralelo. Igualmente, deberán saber desenvolverse en diferentes tipos de nieve, desde dura y rugosa, hasta nieve virgen o primavera. También deberán prestar especial atención a su mochila de esquí y lo que llevarán dentro durante la actividad.
Para tener un primer contacto con el esquí de travesía es aconsejable acudir a un club o escuela y aprender con un instructor cualificado. Siempre es útil conocer la técnica, así como los materiales, seguridad, nociones de meteorología o primeros auxilios. Por último, cabe destacar la relevancia del manejo del ARVA y otros elementos de seguridad. Aquí tienes algunos consejos de seguridad en avalanchas y como hacer los posible para sobrevivir.
«LA MÁXIMA DEL ESQUÍ DE MONTAÑA, ES LA SEGURIDAD»
Es muy relevante ir siempre acompañados y si no es el caso, informar a un familiar o amigo de la ruta que vamos a realizar y los horarios previstos de ascenso y descenso. También será útil llevar el móvil con la batería cargada al máximo. Durante la actividad, es recomendable llevar el teléfono guardado en capas internas para evitar que la humedad y el frío afecte a su autonomía. Aquí tienes algunos consejos para no quedarte sin batería mientras esquías. A continuación os dejamos un gráfico con una síntesis de «los 20 mandamientos del esquí de travesía» que esperamos os sean de utilidad.
Infografía de realización propia con los 20 mandamientos del esquí de travesía.
Los neófitos que desean iniciarse en este maravilloso deporte, deben saber que el Skimo o esquí de travesía se divide en dos fases: el ascenso y el descenso.
Cuando subes una montaña en verano o simplemente un gran edificio por las escaleras, te habrás dado cuenta de que luchar contra la gravedad es duro. La frecuencia cardiaca aumenta rápidamente y se puede padecer taquipnea, acelerándose el ritmo respiratorio sobrepasando las 20 respiraciones por minuto. Es importante comenzar por rutas cortas de dificultad baja, realizando las pausas necesarias y marcando una meta fácil.
Antes de aventurarse en una ruta de Skimo, se deberá tener información básica de la topografía a la que se va a acceder, el tiempo planificado para realizar la actividad, el grado de dificultad, el riesgo de avalancha y la previsión meteorológica.
Otras sugerencias para ser un «buen skimer» estarían centradas en la importancia de la hidratación y la alimentación basada en comida saludable. ¿Un consejo? Busca la eficiencia del gesto técnico en la ardua fase de ascenso:
Para ascender en Skimo, participan grupos musculares que deberemos entrenar de forma específica (glúteos, gemelos, soleos, cuádriceps, recto femoral, sarotorio, psoas mayor e illiacus).
En la nieve no tratada, el ascenso es más exigente que en la montaña durante el verano. La superficie desliza, no es homogénea y además se transforma, pudiendo comprimirse al trasladar nuestro peso. El esquiador de travesía deberá regular la temperatura corporal y aislarse de la humedad y del viento, combinando de la forma más eficaz el sistema por capas durante el ascenso, siendo aconsejable realizarlo ligero con ropa ajustada y técnica, facilitando la movilidad y evitando en la medida de lo posible la transpiración. Para el descenso, hay que sacar la ropa de la mochila y abrigarse bien.
Para ascender será necesario utilizar las denominadas pieles de foca. No te asustes, hoy en día están fabricadas con materiales sintéticos. Estas permiten el deslizamiento en un sentido y lo impiden o limitan en el opuesto.
Por un lado, las pieles presentan un autoadhesivo que facilita su fijación temporal a la suela del esquí. Por el otro, disponen de unas cerdas o pelos rígidos dirigidos hacia la parte posterior del esquí que evitan que el esquí resbale. Las pieles de foca pueden ir provistas de ganchos o sistemas de fijación en su parte superior e inferior.
Para instalarlas, se debe empezar por la espátula del esquí y terminar por la parte inferior. Es importante comprobar que va bien adherida a la suela, sin rugosidades y sin sobrepasar la línea de los cantos.
Las fijaciones de esquí de travesía tienen una característica diferencial con las de esquí alpino: la talonera se levanta y pivota sobre la puntera. Esto es imprescindible en la fase de ascenso para facilitar el movimiento, trasladar la rodilla hacia delante de forma natural y flexionar la cadera. Existen diferentes modelos, las más técnicas son más ligeras pero también más complejas de poner y quitar.
«LIBERAMOS LA PARTE POSTERIOR DE LA FIJACIÓN DE TRAVESÍA EN EL ASCENSO Y LA BLOQUEAMOS EN EL DESCENSO»
Además, las fijaciones de travesía disponen de un elevador que evita que el talón descienda hasta el nivel del esquí, facilitando el gesto de la marcha en ascensos por laderas escarpadas.
Existen complementos que pueden ser imprescindibles para disfrutar del Skimo con seguridad. Os hablamos de las cuchillas, crampones y piolet de mango largo para subir por pendientes con nieve dura o hacer diagonales por zonas heladas.
Por último, hacer mención al uso de las correas de seguridad. Las fijaciones de los esquís de travesía no disponen de frenos y en caso de caída, evitan que el esquí deslice cuesta abajo.
Una vez que se ha alcanzado la cumbre o destino, nos podremos parar en una zona plana, al refugio de las inclemencias meteorológicas. Antes de hidratarnos, comer un tentempié o disfrutar del paisaje, será útil abrigarse y substituir las prendas húmedas. Posteriormente, se procede a quitar las pieles de foca. Normalmente, se quitan por la parte superior del esquí de travesía y se tira de forma contundente hacia abajo, siguiendo el eje longitudinal del esquí. Deberemos eliminar los restos de nieve y hielo y podremos recogerlas enrollándolas -evitando plegarlas- y así aumentar la durabilidad del material. Existen unas protecciones plásticas, donde podremos pegar las pieles de foca y proteger la superficie adhesiva de suciedad y polvo para posteriores usos.
Antes del descenso, se debe bloquear la fijación para que la talonera permanezca fijada al esquí. Las botas de travesía, al igual que en esquí alpino, es el material más importante para poder disfrutar de la actividad y deberán estar bien ajustadas al pie. Para subir podemos aflojar los ganchos -cuidado con las ampollas- pero en la bajada, deberán ajustarse lo máximo posible para transmitir al esquí todos los movimientos y cambios de peso. Por último, destacar que muchas botas de Skimo disponen de un sistema que permite bloquear la bota y hacerla más apta para el descenso. No hay que olvidar que la mochila debe ir bien fijada a la espalda para evitar que nos pueda desequilibrar durante el descenso.
La interpretación y experiencia del terreno en el ascenso y la lectura del mapa topográfico, nos ayudará a elegir la mejor ruta de descenso con información como los desniveles, la longitud, la presencia de raíces de árboles, rocas y placas de hielo, zonas expuestas a avalanchas, … Recuerda que el descenso no será por una pista de alpino -lisa con nieve tratada- y deberás adaptar tu técnica y trayectoria en función de múltiples factores.
Hasta aquí llegamos con la introducción al esquí de travesía, esperamos que te sirvan los consejos y la información. Pero ya sabes, ante todo presta atención, disfruta del entorno ¡y goza al máximo de la bajada!.
Esta modalidad se encuentra entre el esquí de travesía y el snowboard y es la favorita de aquellos que quieren huir de la masificación de las estaciones de esquí. Para ella, se utiliza una tabla especial llamada splitboard.
Ejemplo de Splitboard en fase de ascenso (modo travesía) y del descenso (modo snowboard)
Esta tabla está cortada literalmente por la mitad en sentido longitudinal, lo que da de resultado dos esquís con un ancho de patín de unos 13cm. Para el ascenso, se utiliza el splitboard separado realizando el mismo gesto técnico que en travesía y para el descenso, las tablas se unen por el interior para bajar las pendientes en modalidad snowboard.
Fuente: I Love Esqui
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